Nombrar las cosas

Nombrar las cosas
Galería Casa Lamm
Febrero 2008

Las cartas sobre la mesa
Por: Germaine Gómez Haro


Juanita Pérez se ha dispuesto a nombrar las cosas. Esto equivale, en nuestra jerga mexicana, a “poner las cartas sobre la mesa”: hablar directo, sin tapujos, otorgando la misma importancia a los sencillo o aparentemente fútil, que a lo relevante, o, yendo más lejos, lo trascendente. Disponer sobre la mesa los sentimientos, los deseos, los recuerdos, los pensamientos impregnados de nostalgia, para poder vislumbrarlos como espectadora, como observadora que exhibe sus cuitas internas para mejor conocerse o re-conocerse, para entenderse al mirarse.

Pero las mesas sirven para muchas cosas más, y por eso Juanita las elige como motivo principal en su serie de pinturas recientes, reunidas en la exposición titulada Nombrar las cosas. La mesa es a un tiempo espacio cotidiano y espacio vital que evoca y convoca: centro de reunión, núcleo de convivencia; la mesa testimonia tribulaciones, alegrías, confidencias, goces y penurias. Cuántas historias se urden alrededor de las mesas…

En los lienzos que integran esta muestra, Juanita pinta mesas que son referencias simbólicas y meros pretextos compositivos, elevando un objeto de uso doméstico a metáfora poética. Con su característica maestría técnica, coloca sobre estas mesas las páginas de su diario de vida que hemos “leído” a lo largo de todo su quehacer artístico entre las numerosas capas cromáticas de sus ricas telas.
El tema de la identidad, el viaje, el tránsito, el devenir. Su trabajo revela una permanente carga autorreferencial que, al paso del tiempo, se perfila como una secuencia autobiográfica. Colombia, Estados Unidos, la ciudad de México, Tepoztlán…

Su obsesión por incluir mapas y pasaportes en sus lienzos rebosantes de materia y texturas no son más que una forma de hablar de ese insaciable viaje interior que es para ella la pintura. Una forma velada de exteriorizar anécdotas y exorcizar los demonios interiores: la catarsis convertida en acto creativo. Su colorido audaz y voluptuoso incorpora ahora un destello nuevo: el oro. Si sus pinturas ya eran barrocas, ahora se antojan ultrabarrocas. Brilla en ellas la luminosidad de los tesoros del oro precolombino de Colombia; el esplendor de los retablo novohispano de pan de oro; el fino recamado de los tapices y brocados coloniales tejidos con hilo de oro. La exuberancia áurea evocada en infinitas capas de pintura superpuestas, con sus papeles hechos a mano y textiles indígenas adosados en composiciones geométricas equilibradas, organizadas con rigor en composiciones armoniosas y bien estructuradas.

Juanita es una viajera incansable que recorre con pasos sigilosos su territorio interior. Su pintura es el itinerario de su tránsito por los vericuetos del alma y los parajes de su imaginación. Una pintura que invita a leer entre líneas, a mirar más allá de lo que se ve. Una pintura para ser palpada con los ojos y mirada con el corazón. Al nombrar las cosas, Juanita medita y conceptualiza sus búsquedas y preocupaciones. Su pintura es el espejo que refleja el binomio indisoluble que es su arte y su vida como se ve en esta espléndida muestra, producto de un esfuerzo y trabajo del año 2007; en el cual muestra su rigurosa técnica mixta sobre papel algodón y tela.