Afuera-Adentro-Puertas

Afuera-Adentro-Puertas
Por Janet Dawson

Afuera-Adentro-Puertas puede interpretarse como una serie intrigante de expediciones arqueológicas que busca develar misterios ancestrales, ocultos en fortalezas aparentemente inexpugnables. Juanita Pérez decidió enfocarse en las energías pertinaces del confinamiento y la liberación, simbolizadas por un objeto cotidiano y familiar como pocos: la puerta. Este corpus persuasivo y lleno de capas atrae al espectador hacia un mundo complejo de historias públicas y privadas, que a su vez nos invita a explorar territorios inexplorados donde la identidad individual es capaz de retener sus secretos tras una sucesión de puertas cerradas.

La intensidad y brillantez de la paleta de esta artista ofrecen provocativos vistazos de ciertos monumentos a la existencia humana, como castillos, obeliscos y pirámides, cuyo esplendor, majestuosidad e historia nos subyugan. Ese mismo uso de colores que reverberan con brillantez subraya la energía contenida y potencial de estos santuarios interiores donde las relaciones entre el espacio y lo que sucede dentro de ellos pone en marcha una serie de diálogos. Estas pinturas relatan viajes de la mente y el cuerpo en los que se rinde homenaje a las ceremonias y rituales que anudan el tejido de la existencia humana.

En ninguna obra es más evidente la cualidad física del individuo que en Zenith-Subiendo-Bajando. Los portales y peldaños representados en ella sugieren un bajar y subir simbólicos, una narración iterativa de esfuerzo y obtención. La porción superior del lienzo es dominada por una cúpula que claramente simboliza la energía concentrada y también la inestabilidad. Hay una cerradura apenas visible que podría ser una fuente de luz o una ruta de escape. Los extremos del lienzo contienen una inscripción en tinta dorada que invita al espectador a aproximarse y examinarla de cerca para adentrarse en su mundo. Para Juanita Pérez, la presencia de textos en esta serie de pinturas es de importancia primordial en tanto que crean una sólida conexión entre las palabras y las imágenes sobre las que se inscriben. Los textos se sostienen como comentarios a la imagen, y las imágenes se contemplan en relación directa con los textos.
Los textos también protegen los secretos e intimidades que existen tras estas puertas y ventanas cerradas. Así sucede en Puerta con Palabras Guardadas: la superficie del lienzo esconde deliberadamente las palabras equilibrio, respiración, tiempo, silencio, palabras guardianas. Uno percibe la naturaleza transitoria de la propia existencia, puesto que únicamente disfrutamos de un tiempo prestado, pero al decodificar estos símbolos, al descifrar su semántica, podemos ingresar al santuario interior y dejar de ser extranjeros.

Once Puertas: Once Momentos Impermanentes es una luminosa composición de formas geométricas suspendidas donde los dinteles de las puertas definen los límites de los portales. Hay en ellas una regularidad rítmica, equilibrada por los símbolos geométricos que se repiten y adornan sus superficies. Estos elementos pueden considerarse como puertas mentales, más que físicas, que invitan a la contemplación y la reflexión sobre momentos pasajeros de nuestra vida. Esta pieza posee una cualidad lúcida y catártica, una fuerza implícita en la formalidad de la composición y un equilibrio entre estos momentos que han quedado atrapados.

Para Juanita Pérez, la noción del dentro/fuera está fuertemente conectada con la presencia y ausencia del ser, donde el símbolo de la puerta representa una barrera mental o física. Todas estas obras desarrollan conceptos de polaridad, la naturaleza dividida de nuestra existencia. El hecho de embarcarse en una travesía a lo largo de esta panoplia de exploración y descubrimiento visual se ve recompensado por el acceso a mundos desconocidos. Las texturas seductoramente ricas y la calidad táctil de los lienzos, revelan las cicatrices del tiempo, las huellas de las manos de la artista y su propia visión, hondamente personal.