Árboles y nidos
El sorprendente grupo de masas ricamente construido en capas de papel empapadas con color, de complejos ensamblajes y collages, abrazan, acarician e incluso agreden al espectador a través de una visión del artista en la cual el post-modernismo está intrínsicamente conectado con las historias personales, antropológicas e indígenas del arte. Es justamente la yuxtaposición de esos elementos un componente integral de la distintiva iconografía del arte de Juanita Pérez Adelman.
La “mirada” del espectador es un elemento esencial para poder discernir tres niveles de interpretación en la serie Árboles y Nidos. En primera estancia, se aprecia de inmediato lo que se ve enfrente: los colores, las texturas y calidades táctiles, es decir, los elementos compositivos. Después, el espectador llega a entender la esencia de la obra por medio de una invitación implícita de acercarse a la pieza. Existe un tercer nivel más profundo, más lírico y visceral de interpretación en el cual el espectador “entra” y se sumerge hasta casi ahogarse. De esta manera, metáforas, historias y alusiones son de-construidas por el público y la artista, de una forma en que, los múltiples elementos historiográficos, al igual que la intensidad del color y la complejidad de la composición, se combinan para crear una rara intimidad entre la obra y el espectador.
La “mirada” del espectador es un elemento esencial para poder discernir tres niveles de interpretación en la serie Árboles y Nidos. En primera estancia, se aprecia de inmediato lo que se ve enfrente: los colores, las texturas y calidades táctiles, es decir, los elementos compositivos. Después, el espectador llega a entender la esencia de la obra por medio de una invitación implícita de acercarse a la pieza. Existe un tercer nivel más profundo, más lírico y visceral de interpretación en el cual el espectador “entra” y se sumerge hasta casi ahogarse. De esta manera, metáforas, historias y alusiones son de-construidas por el público y la artista, de una forma en que, los múltiples elementos historiográficos, al igual que la intensidad del color y la complejidad de la composición, se combinan para crear una rara intimidad entre la obra y el espectador.
En el año 2000 los parámetros culturales y nacionales no están claramente definidos. Es por esto particularmente significativo, la inserción de la obra de Juanita Pérez Adelman dentro de un contexto global, en donde es importante observar los cruces de las fronteras culturales como elemento integral de su obra. Existen, por ejemplo, paralelos entre la obra de Juanita Pérez Adelman y la del artista Chris Ofili, británico de origen africano, cuya algunas veces controvertida obra, está de igual manera exquisitamente elaborada y también refleja la compleja iconografía de sus orígenes. Se puede observar otro entrecruce cultural con la obra “recortada y pegada” de la pintora Fiona Rae, británica, cuyas abstractas reflexiones post-modernas también ven un mundo fracturado y cuyos diálogos con el público son a su vez, componentes íntimos de su obra, similar a la actitud del trabajo de Juanita Pérez Adelman. Estas conexiones iconográficas entre su propio pasado y presente son por lo tanto fundamentales para interpretar y comprender las complejas y enraizadas visiones que abrazan y seducen al espectador.
La exposición Árboles y Nidos crea una “Sacra Conversazione” con el público que concluye en un misterioso diálogo emocional, que invita al conocimiento y al entendimiento de otro mundo.
La exposición Árboles y Nidos crea una “Sacra Conversazione” con el público que concluye en un misterioso diálogo emocional, que invita al conocimiento y al entendimiento de otro mundo.
Janet A. Dawson
Febrero del 2000
Londres, Inglaterra